Guerras, curioso concepto el de la guerra luchar unos contra otros por conseguir territorio, alimento u otros bienes de dudoso valor. No es muy diferente a los enfrentamientos entre los leones en la sabana africana que luchan por el dominio del clan y una porción de territorio en la que subsistir. Pero no es idéntico cabe añadir. Un león lucha contra otro en batalla singular, en muchas ocasiones ni siquiera se llega a las zarpas y los dientes pues se amedrentan el uno al otro con sus poderosos rugidos. En cambio tenemos a los humanos, débiles de cuerpo aun más de mente. Usando su mayor arma consiguieron ingeniársela para conquistar todo el planeta sin ser ellos los que ponían en peligro, usando a los fuertes para quedar ellos a salvo lejos del campo de batalla y cerca de sus recompensas. Ellos son los que disfrutan de los resultados obtenidos con la sangre de su pueblo.
Aquí entra nuestra amiga la religión, su origen es bien sencillo. La mente humana se volvía cada día más compleja y como contraposición su visión del mundo menguaba. Empezaron a preguntarse cosas, cosas insignificantes para nosotros a día de hoy pero muy extrañas para esos primeros hombres. ¿Por qué llueve? ¿Qué es el fuego? ¿Donde van los muertos? ¿Por qué morimos? ¿Por qué el fuego quema? ¿Por qué el Sol se esconde y se alza cada día? ¿Qué son las estrellas?
Millones de preguntas, no se tardo en percatar que no existían respuestas para esas preguntas, al menos no por el momento. Y nació la idea de Dios. Un ser omnipresente y omnipotente. No nuestra idea actual de Dios, el politeísmo fue la primera religión varios dioses cada uno con sus dones que ayudaban o iban en contra de la humanidad.
Los sacerdotes se hicieron muy duchos en religión, personas débiles que viendo el panorama que se estaba formando en el que el fuerte ganaba al débil aprovecharon su posición para controlar al fuerte, al ignorante, a la plebe, la sangre de la sociedad. Reyes, Emperadores, Guerreros, todos rendían pleitesia al sacerdote. Se libraron guerras en nombre de los dioses siendo ellos los auténticos interesados.
Cientos de año de sometimiento por ser incapaces de hallar una respuesta y al fin y al cabo el hombre se acostumbra rápido a las cadenas invisibles de la ignorancia y como un rebaño obediente hacen todo lo que se les ordena.
Y llego el siguiente problema la religión con sus más y sus menos y sin ser corrompida por hombres poderosos es una gran brújula moral en la que el bien impera sobre el mal. Pero su heredera espiritual no tenia tanta cortesía, la ciencia asesino a su padre y avanzo a pasos agigantados sin importarle lo que su avance podría acarrear a una especie que literalmente estaba en pañales y aun tenia que aprender mucho de si misma. Y en pocos siglos evoluciono más rápido y en mayor medida que en toda su historia. En décadas pasamos de ir a caballo a surcar el espacio y tocar las estrellas.
Cambiamos tan rápido que nuestras ideas preconcebidas de la vida, la muerte, la guerra quedaron anticuadas pero ancladas a nuestra memoria. Vivimos en un mundo en el que una persona puede destruir el mundo pulsando un botón pero teniendo aun la misma concepción honorable de la guerra que la que tuvo Alejandro Magno.
Y llegamos al peor problema engendrado por esta especie tan auto-destructiva. El amor, un sentimiento incalificable, otrora es egoísta otrora altruista. No se puede medir, ¿Como podemos saber cuanto ama una madre a su hijo? Una emoción enajenante y alienante por la que se ha matado, sacrificado, luchado,... Y al final que es el amor sino la reaccion evolutiva a ponernos en pie. Al cambiar la orientación de la pelvis para poder sustentar un cuerpo en estado bipedo y erguido, los órganos reproductores cambiaron de posición y el acto reproductivo se vio alterado para siempre siendo necesario colocarse cara a cara. Ese acto genero que con el tiempo sus practicantes sintieran algo más que la necesidad de esparcimiento genético.
Controlado por numerosas hormonas segregadas en gran medida, el amor no es sino una compleja serie de reacciones químicas que alteran a nivel neurológico la percepción del individuo.
Y que tiene al final de bueno el amor, que tiene de bueno una emoción por la que dependemos completamente de otro individuo, por el que daríamos la vida, lucharíamos hasta la extenuación, y no podríamos pensar en nada más que en él.
¿Qué tiene de bueno el amor para que durante miles de años halla sido protagonista indiscutible de todas las historias fuera en mayor o menos medida?
Lo tiene todo, absolutamente todo. Es el único inconveniente humano del que no me desharía nunca.
El amor puede combatir la mayor de las soledades. El amor hace aflorar la felicidad del rincón más sombrío de la mente. El amor hace que una sonrisa ilumine nuestra vida de forma más duradera que cualquier bien o poder. El amor hace que lo dejemos todo por un beso y que la persona que amamos lo deje todo por nosotros.
El amor es la mayor virtud que tiene la humanidad. El amor es nuestra mayor arma contra todas las penurias del mundo. Vivir sin amor es vivir sin corazón, sin pulmones, es arrancarte una parte de ti mismo.
Una existencia sin amor no es existencia sino muerte en vida.
Ama y serás amado.
Entrega un poco de tu amor a quien lo necesite y te será devuelto con creces. Pues debemos aprender que el amor no es una debilidad sino la mayor de las fortalezas.
Para concluir este monologo, recordaros que si tenéis pareja demostrarle que la queréis cada día, puede que lo sepa pero escucharlo es algo tan placentero que llena el alma de alborozo. Y a los que carecen de ella por cualquier circunstancia que no se preocupen pues tras cualquier hecho fortuito puede esperar vuestro amor eterno.